lunes, 1 de febrero de 2010

SABER PERDER



En todas las facetas de la vida (personal y profesional) tenemos que contar con una variable que en ocasiones nos negamos a incluir en el elenco de posibilidades que pueden derivarse de una acción que realicemos. Esa variable es la derrota. La derrota es una palabra que culturalmente no entra nuestro diccionario. Nos preparan o nos preparamos para ser los mejores, la publicidad y los medios de comunicación nos cuentan frecuentemente historias de ganadores y nos proyectan como gente de éxito si seguimos una determinada moda o si compramos determinado producto. En mayor o menor medida la mayoría de nosotros somos víctimas de esa falsa promesa ya que los mensajes son contínuos y lógicamente a todos nos gusta vernos en el Everest.
¿Pero qué sucede cuando perdemos?, ¿qué sucede cuando salimos derrotados?. Una derrota puede ser una ruptura sentimental, una pérdida del puesto de trabajo, un distanciamiento con familiares y amigos, en general puede ser todo aquello que nos haga sentirnos frustrados y nos induzca a pensar que algo hemos hecho mal.
Hoy en día es escasa la preparación para el fallo o el error; en mi opinión esos momentos deben hacernos ver que por muy amarga que sea la experiencia vivida debemos ser lo suficientemente inteligentes como para sacar una o varias enseñanzas positivas de ello. Es más, diría que es necesario fracasar y que el fracaso es más común que el éxito ya que va indefectiblemente unido a la imperfección del ser humano.
Si analizamos la palabra fracaso en una D.A.F.O. existiría un alto índice de posibilidades de que se incluyera en el apartado "D" de debilidades. La sociedad nos dirige hacia dos sectores, los que ganan y los que pierden. Los perdedores suelen ser tachados con calificativos varios entre los que no falta el de "es un débil". En mi opinión estamos ante una "O" de oportunidad. ¿Cómo podemos rentabilizar el fracaso?:

- Aprovechando el momento para profundizar en el conocimiento de uno mismo. El fracaso nos puede ser útil para analizar las acciones que nos condujeron al mismo y aprender de la experiencia para que no vuelva a repetirse.
- Humanizarse y equilibrar la presión a la que nosotros mismos nos sometemos. Somos imperfectos y tenemos derecho a fallar, asimilar esa lección puede ayudarnos a buscar el equilibrio y a trabajar o comportarnos de manera más natural. Vivir y trabajar sin "torturarse" es un billete hacia la estabilidad y garantía de que podremos hacer las mismas cosas sin llegar a cotas de stress nada recomendables.
- Nueva estrategia. El fracaso puede hacernos ver que la estrategia vital o laboral que estábamos llevando a cabo no ha funcionado. Puede ser un buen momento para replantearnos el "qué", el "como", el "donde", el "cuando"...........

Seguramente existen más acciones a realizar en caso de fallar o fracasar pero lo que es seguro es que solo será un "fracasado" aquél que tras una mala experiencia no aprenda absolutamente nada de ella ni aplique las conclusiones a las que seguramente llegará.


Fuente del vídeo: dailymotion.com. Conferencia Marcelo Bielsa. Ex Seleccionador Argentino y actual Seleccionador de la selección Chilena.